No puedo decir que no lo imaginé, porque siempre lo soñé. No hay palabras para describir todo lo que aprendí y vivencié durante mi estadía en Japón. Siempre admiré la cultura japonesa, pero ha superado ampliamente todas mis expectativas. Japón es realmente una
maravilla, porque deslumbra y fascina con todos sus encantos.
A priori uno puede imaginar que lo más sorprendente de este país puede ser el avance tecnológico, el desarrollo y las grandes construcciones…. y si, efectivamente todo eso es increíble, hay un desarrollo ordenado, con gran respeto a las tradiciones y al medio ambiente. En todas las ciudades que tuve la oportunidad de conocer la modernidad convive en perfecta armonía con las tradiciones y un sumo cuidado del medio ambiente; enormes
árboles en pequeños espacios, edificios super modernos en medio de grandes parques y
templos antiguos perfectamente conservados y con una limpieza increíble. Grandes avenidas, en perfecto estado de conservación y limpieza, muchas personas circulando en autos, bicicletas o caminando, pero en un silencio asombroso porque parece imposible que tantas personas y vehículos no generen ruidos. Nadie toca bocina, ni grita, ni intenta pasar antes que el otro. Todos respetan las normas de tránsito. A pesar de los miles
de personas que circulan por las calles totalmente limpias y sin pozos, se respira un clima de mucha tranquilidad. Es un sentimiento contradictorio, generalmente en ciudades tan grandes y con tantas personas suele haber nerviosismo, prisa, pero en Japón no es así, en todos los espacios se respira tranquilidad. Las personas trabajan muchas horas, y a veces deben trasladarse en tren o autobús a grandes distancias, pero van tranquilas y siempre, siempre, ¡llegan en hora!
Pero lo más sorprendente de Japón, lo que más me impactó fue su gente, su forma de ser y de actuar. Su simpatía... Si, los japoneses de todas las edades tienen una gran simpatía y sentido del humor, no son recios y serios como erróneamente imaginamos. Se ríen en las clases, durante los almuerzos, disfrutan de conversar y reírse con compañeros y alumnos. Son extremadamente amables, ofrecen ayuda a todos, escuchan las sugerencias, son abiertos, prestan atención a las necesidades de los demás. Son cordiales y afables. Se destaca su generosidad y su hospitalidad. Ofrecen ayuda sin que se les pida. Personas de todas las edades ofrecen generosamente su ayuda a los demás. En una oportunidad un señor mayor nos vio con un mapa en una estación de tren, estábamos con dos chicas de Sri Lanka tratando de llegar a un acuario, había que tomar varios trenes y cambiar de estación, el Señor nos vio con el mapa y se ofreció a ayudarnos desviándose incluso de su camino salió de la estación y nos llevó hasta la otra donde debíamos tomar el tren. En otra oportunidad que iba sola quería llegar al museo del Samurai, me ayudaron tres chicos jóvenes que no hablaban inglés, tampoco sabían de la existencia del museo, pero igual buscaron en su celular un traductor para entenderme, los datos del museo y el mapa para guiarme. No sólo hicieron todo eso, sino que me acompañaron hasta el museo. En otra oportunidad quería llegar a un colegio secundario le pregunté a un grupito de chicos de unos 13 o 14 años que estaban conversando. Traductor mediante en sus celulares y mirando el mapa que traía conmigo, me acompañaron hasta la puerta del colegio. Muy gracioso ya que fui escoltada por unos doce o trece chicos, niñas y varones. ¡¡¡Son increíbles!!! No he conocido personas tan humildes, porque son sabios, tienen mucha capacidad y formación, sin embargo, no hacen alarde de esa capacidad, todo lo contrario, son modestos
y muy sencillos, aunque no son sumisos, son firmes en su personalidad y con delicadeza y el mayor respeto defienden su postura, lo que es muy destacable también. La alegría está siempre presente en los japoneses, ellos disfrutan de su trabajo y le ponen mucha pasión a lo que hacen. Participé de un programa de Co-creación de conocimiento sobre el tema Promoción de la participación Social a través del deporte y la pasión con que
tratan el tema y la dedicación es admirable. Son puntuales, pero no parece que corran para llegar en hora, siempre llegan despacio, con
mucho tiempo y tranquilidad. Si la actividad comienza a las ocho llegamos 7:45 y ellos ya
tienen todo pronto. No corren como nosotros. Saben trabajar en equipo y tienen un sentido de la organización y de la coordinación muy desarrollada. Todos trabajan en la misma línea en forma coordinada y organizada. Uno de los aspectos que más me impactó de Japón fue el respeto que tienen a los demás. El proteger al otro, celulares todos en silencio para no molestar al de al lado, la limpieza con
que dejan los espacios comunes para el siguiente que lo use, cuando termina una clase todos los profesores son los primeros que ordenan todas las sillas y juntan la basura que incluso guardan en su mochila para no dejarla en el lugar. En los espacios reducidos cada uno pasa en su momento, no se adelantan a los demás. Es increíble ese respeto que tienen y creo que es lo que hemos perdido en nuestra sociedad, el respeto a los demás. Deberíamos tomar el ejemplo de Japón. El mundo debería mirar a Japón y aprender de su cultura. Seguramente tendríamos un
mundo mucho más humano y solidario.
Agradezco profundamente la oportunidad que tuve de conocer este maravilloso país y
escribir estas líneas.
Albis Caballero
JICA ALUMNI