El museo tiene una estructura laberíntica y está dividido en varias salas que albergan diferentes exposiciones interactivas, que el visitante va encontrándose a su paso sumido en una mezcla de desorientación y fascinación. Rompe con el modelo tradicional de museo y destruye las barreras entre obra y espectador, creando un espacio onírico donde se funden cuerpos, mentes, luces, volúmenes y superficies. La visita se convierte en una experiencia excitante, a veces desconcertante, trasladando al visitante a universos imaginarios que evocan desde las profundidades del mar hasta los rincones más alejados del cosmos.
El MORI Building Digital Art Museum teamLab Borderless es un proyecto conjunto del colectivo de arte teamLab y la compañía Mori Building Group. El colectivo teamLab está formado por artistas de la vanguardia japonesa y tecnológos de todo tipo, que exploran nuevas formas de arte que permitan unificar obra y espectador en un único espacio tridimensional y cuya práctica colaborativa busca navegar por la confluencia del arte, la ciencia, la tecnología, el diseño y el mundo natural. Por su parte, MORI Building Group es una compañía del sector inmobiliario famosa por ser la impulsora de edificios icónicos de Tokio como Roppongi Hills, Venus Fort, Omotesando Hills, MORI Art Museum o Tokyo City View.
La propuesta fluye en forma permanente, asi como en la naturaleza, el paisaje está cambiando y nunca se ve el mismo escenario dos veces. El clima se traduce en las imágenes que reciben a los visitantes según el momento de la vista en sí. En la primavera nipona, los campos de arroz son pequeños y exuberantes. Luego, en verano, comienzan a madurar, y en otoño, adquieren un color dorado. Y con el paso del tiempo, también cambian los insectos y las flores que hacen su aparición. El movimiento de los insectos está influenciado por el movimiento y las acciones de las personas. Y a medida que la gente se mueve, el flujo de aire cambia y sopla las plantas de arroz o dispersa los pétalos de las flores en diferentes direcciones. Con este espíritu es que los artistas de teamLab van moldeando este particular centro de arte, cuyas "obras" van mutando cuando el calendario marca la llegada de una nueva estación.
Visitar este museo no es una experiencia intelectual es un experimento sensorial donde la música, la iluminación y los efectos visuales se mezclan con el espectador para crear un espacio artístico común.